3.1. DEBATE.

!Buenas noches! Es un placer compartir con vosotros la reflexión que he realizado tras la lectura de los siguientes artículos: "Una escuela para Juan"( Arbea y Tamarit, 1999) y Modelos educativos para una vida de calidad (Tamarit, 2005).

Respecto al artículo "Modelos educativos para una vida de calidad", debemos llegar a la conclusión de que los modelos de intervención se deben centrar especialmente en la búsqueda de resultados personales valorados, orientados a una vida de calidad, y deben contar con la participación activa de la propia persona y de sus familiares.

Tras la lectura del artículo “Una escuela para Juan”, me ha dado la oportunidad de reflexionar sobre la necesidad de construir más contextos accesibles para todos los alumnos/as donde nosotros, los maestros, seamos guía y ayuda para el desarrollo como persona de aquellos alumnos/as con necesidades educativas especiales.

El papel del educador tiene que sustentarse sobre 2 pilares fundamentales: la enseñanza de habilidades y la construcción y adaptación de entornos ajustados a nuestros alumnos, donde el alumno debe ser el propio actor de su vida, no un mero espectador.

Es necesario destacar la importancia del aspecto socio-comunicativo, cuyo objetivo se debe centrar en potenciar la comunicación como eje fundamental del currículum e interpretarla como la principal herramienta para alumnos con necesidades educativas especiales. Para ello se precisa de la creación de programas para desarrollar las habilidades sociales y de reconocimiento de emociones.

Toma importancia además, dos aspectos que actualmente pasan desapercibidos ante nuestro sistema educativo, la autodirección y autodeterminación, donde el alumno debe ser capaz de tomar sus propias decisiones y debemos potenciar que éste sea el sujeto iniciador de su interacción.

Observamos que para conseguir una enseñanza plena y totalmente orientada a este tipo de  alumnos, debemos ser más que educadores, debemos ser conscientes que no todo se consigue siguiendo al “pie de la letra” todos los planes de estudio, debidamente preparados y estudiados para dar respuestas generalizadas.

Tenemos que aceptar que  nuestro contexto educativo, no solamente consiste en normalizar, lo que en si no es “normal”, debemos dar un paso más e intentar ofrecer  a estos alumnos una asistencia individualizada a cada uno de ellos, en relación a su patología, pues como pasa en alumnos de educación ordinaria, igualmente unos necesitan de más apoyo que otros, y esto debe ser consensuado y revisado en el seno de todo el equipo de la comunidad educadora de alumnos con necesidades educativas especiales.

Los educadores que estamos orientados y “preparados” para impartir este tipo de educación, debemos ser pioneros, exploradores, investigadores.., y desarrollar unas inquietudes, actitudes-aptitudes enfocadas  a nuestros alumnos y  que luego podamos transmitir a los mismos, desde una perspectiva más abierta y real.

Considera verdaderamente importante reflexionare acerca de la participación de las familias. Como plantea el texto, falta mucha cultura y no es tarea fácil conseguir una coordinación plena entre profesores y familia. Desde nuestro punto de vista como educadores somos conscientes (o deberíamos serlo), que los alumnos pasan más tiempo en casa que en el centro educativo. Desde esta realidad, nuestra misión es también informar y velar por un interés común, que no es otro que el desarrollo cultural, emocional, social e integrador de nuestros alumnos, y para ello es absolutamente necesario, más allá de ver  el tema como una intromisión en nuestra labor, el hacer partícipes a las familias de todo aquello relacionado con la educación de sus hijos, hermanos, abuelos…. y para ello debemos de  estar preparados y tener una mente abierta a cualquier indicación, comentario, costumbres…. que nos transmitan y crear un feed-back adecuado y comprensible para todos los implicados.

Para concluir, el término de escuela ideal, nos permite reflexionar y quizás hacer el comentario, de que ¿para quién es la escuela ideal? Sin ir más allá de pensamientos filosóficos, la escuela ideal de hace 50 años no es la de nuestros tiempos y no será la de dentro de 50 años, por ello debemos establecernos  unas metas a corto plazo y dejar siempre abierto el camino a nuevas ideas, conceptos, estudios y quizás y lo más significativo y que debemos de preguntarnos es ¿Podría realizar mejor mi trabajo? ¿Podría ayudar algo más a este alumno/a? y con estas inquietudes y haciéndonos este tipo de preguntas y autocríticas, iremos avanzado y consiguiendo, quizás, una “escuela ideal”.

Por último, os dejo el enlace de un artículo muy interesante que pretende hacernos reflexionar sobre el proceso de transformación que debe sufrir la educación para resolver las dificultades que se plantean actualmente.

Pincha aquí: "Hacia una educación inclusiva"

Un cordial saludo.

Sara Ros

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